Aquello de que el baloncesto lo gana el que mete más tiros cobró especial sentido en el soporífero Cajasol-Gipuzkoa Basket. Más allá de las defensas de las que podían venir presumiendo los dos equipos, lo que ofrecieron en Sevilla fue un encuentro soso, falto de talento ofensivo y torpe por momentos, incómodo para los dos. 

Nada más arrancar el partido comenzó el trabajo de Doblas en la fragua donostiarra. Un percance sacó a Neto varios minutos de partido, dolorido, y el interior cargó con los suyos. Mientras rompía el marcaje de Balvin bajo aros y luchaba el rebote ofensivo, un triple de Salgado disparó a los visitantes (04-09). Sastre puso cabeza fría con otro triple, pero el 13 del Gipuzkoa Basket siguió a lo suyo y pronto tuvo que pedir Aíto el tiempo muerto para poner orden. Cajasol volvió a la pista más centrado, fuerte atrás para cortar por lo sano y frenar los tiros de campo rivales. Aquí cambió todo. En defensa, los sevillanos sólo concedieron un nuevo triple a Cortaberría, Franch recortó distancias desde 6.75 y Porzingis voló para matar el rebote ofensivo y coser la herida al final del primer cuarto (18-20).

La entrada de Robinson no pudo sumar calidad a los ataques del Gipuzkoa, menos aún ante la defensa del Cajasol. Tampoco los de Aíto lograban ver el aro con más facilidad, de nuevo poco inspirados para el juego en estático y especialmente fallones. Los dos equipos ofrecían, por tanto, un encuentro muy gris. La intensidad defensiva local se dejó notar en los dos tapones sucesivos entre Mata y Landry sobre Olaizola antes de que éste alcanzara a asistir a Winchester para un triple que replanteaba los marcadores (24-23). Sería sin embargo el regreso de Doblas el que devolvería empuje a los de Sito Alonso ante los sorprendentes tiros de Marcus Landry y así llegarían los dos equipos al descanso, con un resultado tan vivo como bajo (31-29).

El paso por vestuarios no reanimaría demasiado el partido, una sucesión de fallos intercalado con varias jugadas agradecidas, como la entrada a aro pasado con tiro libre adicional de Sastre o los cada vez más habituales destellos de Porzingis. Con solo el poderío de Doblas de su parte, Gipuzkoa Basket cedió a un Cajasol que necesitó muy poquito para ponerse a 11 de diferencia (42-31). La lucha de los sevillanos ahora era la de la constancia, el equilibrio a ambos lados de la pista con Franch al timón; y con poco más que un triple de Salgado, pronto se le puso todo cuesta arriba a los visitantes (57-40). 

Con el último cuarto se alargaría este espíritu, cortado ya del todo con una técnica al banquillo visitante, y entre los 2+1 de Satoransky y Doblas, las continuas pérdidas de balón y manos torpes, se acabó todo. La intensidad de los norteños pareció despertar ya en la recta final, presionaron y hasta pidió Sito Alonso un tiempo muerto para preparar los últimos 10 segundos con todo perdido.

• Rueda de prensa de Sito Alonso (Gipuzkoa Basket)
• Rueda de prensa de Aíto García Reneses (Cajasol)